Cuenta la leyenda que tres amigos pactaron jurarse fidelidad eterna. La gente no solía mirarlos con muy buenos ojos cuando estaban separados.
Con el paso de los años, llegaron a ser envidiados. Unos hablaban de su perfecta organización en el trabajo; otros, de no sé qué del elixir de la eterna juventud, incluso también se oía algo de que el enclave donde crecían, Jerez, les hacía tener muy buen carácter, pero los demás también vivían allí, así que los envidiosos no lo comprendían.
Se rumoreaba que acudían con asiduidad a casa de la tía Bota y que esta les contaba secretos transmitidos de generación en generación. Era una extensa familia, con mucha Solera.
Los tres amigos, Aguardiente, Madera y Tiempo, lograron ganarse el respeto de todos los aldeanos, pero, qué curioso, ahora, se hacían llamar Brandy.
Será cuestión de la fidelidad eterna.
LA LUZ TRAS EL CRISTAL 